Ella, mi mejor viaje.

Si algún día me preguntaran “¿Cuál fue el mejor viaje de tu vida?” respondería con gran certeza:

De su departamento a mi casa, domingo por la mañana, cuando el sol brillaba en sus ojos, al aire lo respiraba lento y su risa era radiante a pesar del sueño.

Y me dirán “¡Dale, te pregunto en serio!” y volveré a responder con una mirada firme y encantada:

En verdad no miento. Las ansias del viaje me permitieron ver sus lágrimas esa madrugada, la vi llorar riendo, disimulando sus miedos, dando las gracias, vi su alma donde jamás imagine verla.

Déjame preguntar, ¿Acaso alguna vez te has detenido a apreciar el paisaje? ¿Alguna vez te has echado en el camino a contemplar el horizonte? ¿Te has apartado del destino por disfrutar del sendero?

Pues yo me detuve en esos ojos canela, vi su alma en ese horizonte, probé sus brazos, sus besos, acaricie su pelo, roce su piel, oí su risa como si fueran aves cantando en un jardín, sus ojos, ¡por Dios, sus ojos...! el semáforo en mi camino, el detente, el avanza, el ponte listo.

Sin dudas fue mi mejor viaje. Hice parada entre sus piernas. Entendí que hacer el amor es mucho más que quitarse la ropa. En sus ojos me sentí desnudo, ellos sí que mandaban a cada uno de mis sentidos, de mis impulsos. ¡Pues claro que la vi desnuda! Vi sus lágrimas, ¿Entiendes? Oí todo lo que las generaba, la abrace, o me abrazaba ella en tal ternura, en tal angustia.

¿Cómo no puede ser el mejor viaje de mi vida? Si hasta venció mis instintos.

¿Alguna vez sentiste abrazar al tiempo? Pues yo lo hice en esos ojos, más precisamente cuando lloviznaban.

Tengo la suerte de haber tomado varias fotos del paisaje para no olvidar nunca este viaje, en cada parada fui autor y protagonista, guardo las mejores toma.

Y perdón si no me crees, me he expresado mal, todo esto ha sido un breve y eterno recorrido, parte del camino.

“Es ella mi mejor viaje y anhelo sea mi destino”.