El vector del primer deseo
se extravió ayer en la angostura del tiempo
y regresa remozado de imprevistas formas
adecuadas a la estancia y al nuevo viento.
Sus alas elevan el ancla del amor
en un mar sereno que envuelve
con las brisas de una aurora renovada,
con las guías de una vid -con nuevos pámpanos-
que había sido fraguada por el sol.
El rocío de una estación aplazada
reconforta, y acoge la alborada
al tenor del aire golondrino
sin fijación, sin prisa, muy paciente.
Las estrellas adornan las campiñas
a la luz del día y con las noches,
en todo tiempo,
no importa el tiempo, ni apariencias.
Destellos y consentimientos,
no hay reproches
prevaleciendo complacidos y en coloquio
la comprensión, el cariño, la dicha y el amor.
- Autor: Inexistente ( Offline)
- Publicado: 14 de diciembre de 2016 a las 14:43
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 46
- Usuarios favoritos de este poema: Anitaconejita
Comentarios1
Una metamorfosis cambiante, y no restante, porque si fuera así siempre se pierden piezas.
un saludo amigable.
Así es, cambia el contexto y los elementos que intervienen. Saludos.
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