EL ARBOL.

Bernardo Arzate Benítez

 

 

 

Pues resulta que había un hombre de edad ya avanzada, viudo, que tenía un hijo ya adulto también.

Una carácterística de ellos, es que eran bastante pobres.Un día el padre llamó a su hijo y le dijo:

"Hijo, puedo partir en cualquier momento;se que si eso pasara,cuento contigo para te encargues de mis restos,pero lo que me preocupa eres tú.No tenemos riquezas ni amigos, si falleces, ¿quién se encargará de ti?. Por eso he decidido dejarte una herencia. A lo cual el hijo respondió: "Tu mismo haz dicho que no tenemos riquezas...¿De donde vas a darme esa herencia"?. A lo que dijo el padre:

"No es dinero de lo que estoy hablando, sino de dejarte un buen amigo,como herencia,un fiel amigo que te acompañará hasta el día que mueras, y no tan solo hasta ese día,sino que el día que mueras, el mismo morirá contigo,además te acompañará hasta tu misma tumba pero mientras vivas, te dará calor en tiempo de frío, y en tiempo de calor, frescura."

A lo que respondió el hijo: "Tú mismo haz dicho que no tenemos amigos, de donde vas a sacar a alguien así?".

"Ven conmigo dijo el padre".Ambos se dirigieron a un lugar donde vendían árboles.Allí le compró uno, e hizo arreglos para que se lo plantaran al frente de su casa, precisamente, en el patio.

Pasaron los años, y el padre finalmente murió y el hijo como pudo  le dio una digna sepultura.

Al ir pasando el tiempo, el hijo empezó a entender muchas cosas, acerca de la herencia.En tiempo de frío cortaba ramas del árbol para hacer fuego para calentar la casa, y en tiempo de calor se sentaba bajo su sombra.¡Que refrescante!

Pero se decía a si mismo, ¿"Cómo puede morir conmigo y acompañarme a la tumba? ¡Imposible,se repetía!".

Al pasar los años y ya de edad muy avanzada,finalmente,murió.Los vecinos al notar su ausencia esa mañana,por que era la época del calor y temprano se sentaba en su patio bajo su árbol;pero esa mañana no salió.Fueron a ver, y lo hallaron, durmiendo, pero era el sueño profundo, el sueño de la muerte.Debido al calor debía actuarse pronto,se reunieron algunas personas de buen corazón para ver como podían darle cristiana sepultura, pero todos decían,lo siento no puedo contribuir con dinero.Así que no se podría comprar el ataúd.Pasaban las horas y no aparecía la solución.¡De pronto, alguien tubo esta idea! ¿Que les parece si de este hermoso árbol le hacemos su ataúd.Lo miraron y dijeron...es perfecto para ello.Y echando mano a la idea lo cortaron y le hicieron de allí un bello ataúd.Finalmente, lo llevaron y lo enterraron donde había sido enterrado su padre.

Ciertamente,el día que murió el hijo, murió el árbol y convertido en ataúd lo acompañó hasta la tumba.¡Que gran amigo!

 

                                                          FIN

 

AUTOR:Bernardo Arzate Benítez

 

 

 

 

  • Autor: Bernardo Arzate Benítez (Offline Offline)
  • Publicado: 16 de diciembre de 2016 a las 02:48
  • Comentario del autor sobre el poema: Los árboles, son en realidad, nuestros amigos.Ellos sin hablar...por sus hechos,demuestran que nos aman.Por favor...cuidémoslos, con el mismo amor.
  • Categoría: Cuento
  • Lecturas: 132
  • Usuarios favoritos de este poema: Sophia Sea, El Hombre de la Rosa
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Comentarios1

  • El Hombre de la Rosa

    Mucha belleza y calidad literaria desprenden tus hermosas palabras estimado Bernardo...
    Muy gratificante su lectura...
    Saludos de amistad en Navidad...
    El Hombre de la Rosa

    • Bernardo Arzate Benítez

      Muchas gracias,estimado poeta.Un placer leer tu siempre amable comentario.
      Un fuerte y sincero abrazo.
      Bernardo Arzate



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