En la banca de la plaza de armas situada junto a la pileta, mientras el rose de la brisa de esta rosaba entre mis mejillas y mi pelo, escribía versos dedicados a alguna musa de las cuales te hacen perder el sentido común humano, en el instante donde el verso tomaba soplo de vida mediante la pluma escuche a una dama decir, — la vie me échappe — (la vida se me escapa) en ese instante el verso murió, a causa de la consigna de dicha frase, la ironía se asomó haciéndome pensar que era yo el que escapaba, en búsqueda de la respuesta esencial del porqué, corrí la mirada, pero raro fue al darme cuenta que entre la razón y el tiempo ya había pasado una hora , me decidí por eso que algunas personas llaman instinto, este parece ser que tiene un olor peculiar a rosas marchitas y a deslumbres de perfumes mal gastados. Siguiendo la cuestión, me arrojo a la bifurcación entre las calles
la gloire opaque y rossignol.
Donde se escuchaban personas balbucear al ritmo de un panista con canas marcadas y rostro algo caído que anunciaba su cansancio, es imprescindible imaginar que toda una vida se a llevado ese piano que le a pagado con notas apegadas a ritmos variables y conquistas de oídos femeninos, pero ahora solo le paga con aplausos y la economía barata para sobresalir.
Tome asiento y asistí al encargado del bar.
— Une boisson pour ce solo—( Un trago para este solitario )
— Voilà ce qu'ils boivent seul?—(¿Qué es lo que beben los solitarios?)
— rêves — (sueños)
Escuche a alguien susurrar. Mientras el trago pasaba por la barra asome a la puerta de emergencia por la cual escapan los jóvenes tomados de la mano próximos a despertar juntos, o siendo aún más sutil, las almas que no vuelven a ver más un amanecer, la vi salir con un vestido y una flor sujeta a su cabello, pague el trago, le bebí a prisa, sentí la mirada del pianista en mí, camine en entre la muchedumbre y salí por esa puerta.
Con la tarde roja se dice — le poète peut aimer à la fois la muse, comme le soir où le Dieu des idées crée le sentiment de nostalgie—
(el poeta puede amar tanto a la musa, como a las tardes donde el Dios de las ideas crea la nostalgia en el sentir)
— la vie ne pardonne pas les insultes ou Sentires — (La vida no perdona injurias ni sentires) me grito la voz de una dama, leyendo mi pensamiento.
Entre al callejón, este largo oscuro callejón donde habita la desdicha de hombres acabados, sucios, de almas tronadas por esperanzas que nunca llegaran. Niños deslumbrados de la avaricia de los hombres que se cuelgan la corbata pero no la caridad.
— courir, courir, les évasions de dame —(correr, correr, que la dama se escapa)
Me gritaron.
Atravesé el callejón y fui a dar a esa plaza de armas justamente cuando la luna caería a mis hombros, me senté junto a ella en esta banca ubicada a un lado de la pileta y comencé a escribir.
- Autor: Luna (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 18 de diciembre de 2016 a las 03:17
- Categoría: Cuento
- Lecturas: 73
Comentarios1
Buena inspiración!
Muchas gracias por el comentario un saludo.
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