Tierra de santos y de cantos… Dime, vieja ciudad, crisol de inviernos, dime desde cuándo un muchacho que tuviera modales castellanos se ha inventado un amor a la italiana o ha habitado una suite de habla inglesa, desde cuando conoces en tus calles que vitrales y ojivas bañados en luz verde se dediquen a mirar de soslayo a los maestros cantores. Jamás vieron tus muros arrogarse por nadie mundos que no eran suyos, jamás tocan a muerte tus campanas cuando lloran los ángeles la lujuria encendida de algún místico. Alguien puede que viva a muchas leguas de ti y que no miente su cuna cuando cante a su madre, alguien puede que redima su angustia en otros mares y en sus manos pierdan peso tus piedras, pero yo nada digo y si dijese sólo a golpes de huellas sumergidas y zapatos de música te diría mi nombre por que ¿sabes? tú también me enseñaste que no es bueno gritar cuando no pasan las aguas bajo el puente y se han quedado obsoletas las leyes, de ti llevo la luz en sobriedad y amo los versos sencillos del asceta y los sabores a nada que salen de los grifos. Dime, vieja ciudad, cuando te mueras, y a pesar de estar lejos ¿me llevarás contigo? Porque debes saber que cada otoño que ocurre es más oscura esta triste diáspora y el miedo a la distancia también duele como un olor a rosas que se arden.
- Autor: Vicente Martín Martín ( Offline)
- Publicado: 22 de abril de 2010 a las 11:49
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 157
- Usuarios favoritos de este poema: Melba Reyes A.
Comentarios4
Muy bueno! Cuánta nostalgia desatada en estos versos. Y cuánto amor al lugar que perteneces. saludos.
muy bello tu escrito me identifique contigo.......asi me siento yo...lejos de mi ciudad, volo mi imaginacion con tu bello poema.
Dime, vieja ciudad, cuando te mueras, y a pesar de estar lejos
¿me llevarás contigo?
saludos
eowyn
melancolia en tu poema.. muy bien plasmado en ese sentir que nos embarga el alma..
besos
Dime, vieja ciudad, cuando te mueras, y a pesar de estar lejos
¿me llevarás contigo?
Porque debes saber que cada otoño que ocurre es más oscura
esta triste diáspora
y el miedo a la distancia también duele
como un olor a rosas que se arden.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.