Una, la que esta.

Más vueltas, vueltas y más vueltas,

mapas apestosos de tierras pútridas, 

amores que resuenan en las calvas de los monjes, 

ni he sido, ni he estado, 

corruptos son tus sueños, me amas, 

y luego dejas verte amanecer en otra orilla.

Ni he sido, ni he estado, 

me he petrificado y me han glorificado, 

te he besado sin sentir el minino calor, 

tu cuerpo a rozado el mío, y con furia los hemos 

intentado amansar. 

Te he mirado gélidamente.

Tus ojos cerrados nunca,

nunca me produjerón satisfacción, 

te he amado tanto, que he llorado, 

pero mi razón, no ha dejado que te sienta.

Ay de mi si te he de herir,

no soy nadie para que tu pulcritud se manche con

la miseria enlodada que mi mente despide,

-por lo que no fue-.

Eres eso que debío ser y ahora esta, pero que

se confundió con lo que otrora fuera una ilución que desapareció. 

Mi promesa, inmensa luna de leche, 

no es otra que no lastimarte, es simple, no herirte, 

cual cuento de los erisos, trataré que mi infame y 

tétrica vida, sea conforme a la tuya, a la esfera de color 

que guarda tu mirada, a la luz que despides de tu piel. 

Me perfumaré y abrazaré tus sueños, 

porque has descubierto el frío sótano de mi corazón, 

porque cariño, has encendido una luz, 

con la que intentas atiborrar todo este espacío, 

con la que sueñas, calentar ese triste socavón. 

Me perfumaré y te abrazaré con cariño, miel constante,

porque has llegado a salvarme y porque no dejaré 

que mi peso muerto te arrastre consigo, 

porque has descubierto, y te he descubierto, 

porque aunque no me ames ni te ame, nos queremos 

nos tenemos, nos sabemos, y nos intentamos.

somos dos en uno, y una la que esta.

Jesús Cuero