Ellos son la alegría del hogar,
son el regalo más preciado,
lindas estrellitas que iluminan,
el hogar como rayitos dorados.
Nacen con el fin de ser amados,
de crecer siendo buenos seres,
están en las manos de sus padres,
obligados a amarles y quererles.
algunos se encuentran con sus padres,
esos que entienden que es amarles,
otros por desgracia que se pierden,
con padres sin amor e irresponsables.
Duele mirar las arteras manos,
caer sobre sus tiernos cuerpecitos,
en vez de caricias o de besos,
descargan sus furias cuan malditos.
A muchos en calles les hallamos,
convertidos en algo muy lejano,
a aquello que Dios al regalarnos,
quiso que formaran nuestras manos.
Padres que el nombre queda grande,
pues son ni más ni menos destructores,
que golpean o abandonan a sus hijos,
actuando como vil y cruel traidores.
Es hora de alzar nuestras voces,
y gritar a esos malhechores,
que Dios en sus manos dio a sus hijos
para guiarlos y llenarlos con amores.
J.Moscoso.
Derechos de Autor Reservados.
José Antonio Moscoso Vega.
Costa Rica, Puntarenas, Corredores.
2009.
- Autor: J.Moscoso (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 2 de enero de 2017 a las 17:24
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 52
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