Voy corriendo, como las notas del piano
mis pies son dedos de infinitos acordes
mientras disonantes disparos
aceleran los pasos.
Me detengo en la última protección de la pared
y la incertidumbre detiene la posibilidad del cruce
en aceleradas escalas, los disparos marcan el camino.
Estoy inmóvil, el miedo sube de a poco
debo continuar, no puedo quedarme
las explosiones parecen fondo de tubas sincopadas
timbales definitivos.
Arrancan desde el silencio los agudos sonidos de fuego
que pasan por el claro, como apocalíptico desenlace.
Mi vida ya no tiene destino
no puedo huir, ni enfrentar el fuego
el ruido se suma a todos los sonidos
tiembla la pared a mi espalda
mientras un pequeño pájaro
se posa frente a mis pies.
El sonido ha cesado
el silencio se transforma en respiraciones
en extraños ruidos
escucho un ¡Bravo!
Y los aplauso explotan imparables
abro los ojos
y aplaudo, con el corazón acelerado
mientras el director invita a la orquesta
en agradecido saludo.
- Autor: Esteban Couceyro (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 5 de enero de 2017 a las 08:58
- Categoría: Surrealista
- Lecturas: 17
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., anbel
Comentarios1
El poder de la musica....Un abrazo mi querido amigo.
Uno cree vivir en una realidad específica, pero hay veces que nos deslizamos a otras realidades secundarias, confundidas con la primaria.
El ejemplo más común, es cuando en una encrucijada, dos conductores colicionan sin percatarse el uno del otro, por la causa que sea.
Es complicado, pero me consuelo con tus abrazos, que si bien son virtuales, se sienten como las balas del personaje (siempre está la posibilidad de los aplausos finales).
Un saludo con bandera blanca...
Esteban
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