Una aguja pincha iracunda los ojos de seda,
el opio simula
hasta en los ribetes dorados del monedar,
cinco monedas han caído
debajo de un pelotón de niños
que han hurtado la ciudadanía de las calles
y los semáforos en rojo.
Su identidad no es de terrícolas.
Enjambre de abejas luníferas.
Compran la luna y su McDonald,
se rellenan los cráteres
de hamburguesas cósmicas,
saben a hierro, y a polvo y a miel artificial,
Ahí las noches trascienden con lágrimas.
No bastan cinco monedas
para torcer el hambre
y hacerla engordar,
la miel parece engañar
a tantas deseosas hormigas,
- cocidas a sus costillas, barrigas -.
- Autor: Inexistente ( Offline)
- Publicado: 9 de enero de 2017 a las 20:27
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 56
- Usuarios favoritos de este poema: un poeta lirico, Maria Hodunok.
Comentarios2
No, no bastan cinco monedas para acabar con el hambre.
Sublimes letras.!!!!
Un abrazo para ti.
Percibo un aire Hernandezco (Miguel Hernández) en tus letras, me haces recordar un tanto al "Niño yuntero"...
"Me duele este niño hambriento
como una grandiosa espina,
y su vivir ceniciento
revuelve mi alma de encina."
Buen escrito, saludos.
Bonitos versos. Nadia mis saludos.
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