Qué feliz la gente del campo
Con su inocencia natural
Con sus ángeles de tierra y lluvia
Qué maravilla estar en la cima
Entre la neblina y el frío
Con el recuerdo de Nietzsche.
Qué tierno el corazón
De la gente sencilla del campo
De la sonrisa de la niña morena
Que abraza a su joven novio.
Cada tarde tiene su misterio:
El murmullo de los árboles cercanos.
Qué virtud de mirar desde arriba
Los lejanos volcanes y los montes
El Antisana a mis espaldas
Con su corona de plata y hielo
Y no necesito imaginar vacas
Rumiando la paz de la hierba húmeda
Ni a caballos reposando en los establos
Esperando amaneceres de luz y vaho
Ni a iracundos dioses que lanzan rayos
Ni a truenos retumbando en miles de ecos
Tras arcoíris escondidos en la niebla.
- Autor: lapiedraviene (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 11 de enero de 2017 a las 00:54
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 197
- Usuarios favoritos de este poema: JADE FENIX
Comentarios3
Preciosas letras amigo, tanto como la imagen.
Un placer leerte.
Un fuerte abrazo.
Gracias Jade por comentar. Un abracito
Un viento de fronda son tus versos que nos acercan a tu patria " volcánica y nevada "
Gracias, bonito comentario. Ecuador tiene lo que dices y más.
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