Apenas son las tres de la madrugada, no ha terminado la noche y pienso en ti. ¿Qué estarás haciendo? ¿Será que todavía piensas en mí? Me levanto de la cama cuidadosamente para no despertar a nadie. Llevo puesto una batola blanca, el cabello recogido, y el cuerpo tan cansado como el alma.
Camino descalza por el pasillo, siento el frío en mis pies. Reviso las puertas, las ventanas, que no estén abiertas. La lluvia que cae es muy fuerte, golpea los cristales.
El viento abre una pequeña ventana que no había cerrado bien, logra levantar mi vestido, la lluvia logra mojar mi cara. Me quedo observando cómo llueve. A la luz de las lámparas me deleito con los árboles y con las flores.
La naturaleza es como un enigma, me atrapa cada vez que quiere, me envuelve en sus laberintos y no quiero salir jamás. Cierro la ventana. Me siento en el sofá; prendo una lámpara. En la mesa hay un cuaderno y lápices, los tomo y empiezo a escribir una carta que dice así: Hola, no sé cómo expresarme en este momento, mis manos están temblando.
Siento como si estuvieras aquí, y me pongo nerviosa. Pero con las letras puedo decirte todo lo que siente mi corazón. Esta noche donde la lluvia me acompaña, donde la soledad es mi amiga y me abriga.
Amor, ¿qué nos pasó? Hoy mi cuerpo anhela tu calor, hoy mis ojos lloran. Recuerdo los besos que nos dimos en una noche como esta, tus caricias inundaban mi alma y mi corazón. ¡Dime! ¿Ya no me amas? Porque yo nunca he dejado de amarte, nunca te he reemplazado. Mi corazón se quedó ahí, solo para ti, solo late cuando te pienso.
¡Dime! ¿Qué puedo hacer con este amor? Será mejor dejar que el viento se lo lleve, o morir por ti en un mar de lágrimas. Ya no puedo esperarte más, los días pasan, los años y mi juventud se va. Hoy te extraño, pero ya me acostumbré tanto a tu ausencia que decidí irme; hoy todo lo que siente mi corazón se lo llevará el viento.
El amor que siento ya quedará como un bonito recuerdo. Hoy cierro un capítulo en mi vida. Sé que lloraré mucho, pero es lo mejor para los dos. No esperaré más llamadas, tampoco mensajes, dejaré que la vida fluya sin esperar nada de ti. Esta carta la conservaré en mi corazón, ahí donde todavía está el amor por ti. Pero todo tiene un final. Pueden pasar meses o un siglo para que vuelvas, pero llegará ese día donde tendré el valor de decirte: ya me cansé de esperarte, ¡ya no te amo! Me levanto del sofá, abro la ventana, beso la carta, le caen lágrimas. Y digo en voz baja: para ti, que no sé en dónde te encuentras.
El viento se lleva los sentimientos y las palabras que un día me enamoraron; hoy van a desaparecer en esta madrugada fría y lluviosa. Me acuesto, La tristeza acobija mi cuerpo y me abandono al sueño.
- Autor: Azucena Ibatá Bermudez 🌼🍃 (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 11 de enero de 2017 a las 01:58
- Categoría: Carta
- Lecturas: 26
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