... Sólo me queda decir,
que su corazón se desangraba mientras yo partía,
pero no dijo nada y nada quise decir.
Parecia que su herida era realmente profunda,
tanto que sus huesos quedaron al descubierto,
y pronto la sangre cubrió su cuerpo,
era una sangre muy distinta a las demás,
esta tenía un tono poco común, muy raro,
raro, pero especial,
estaba entre el rojo carmín y el rojo escarlata,
realmente era un rojo que no existía.
Al verlo, extrañada quise saber el porque de ese color...
Nunca lo supe.
Tiempo después me enteré que fue porque su corazón,
tampoco existía.
- Autor: Erika Mendoza (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 11 de enero de 2017 a las 02:08
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 60
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios2
Que lindo poema me recuerda a alguien que engañó tanto que sangre no tenía ni corazón tampoco.
Con cariño
JAVIER SOLÍS
Un hermoso y genial poema espiritual ha brotado de tu mágica pluma, estimada Elvira...
Un placer su lectura...
Un saludo de amistad...
El Hombre de la Rosa
Gracias y saludos mi querido amigo.
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