Golpean los crepúsculos y me hundo
en charcos donde viven recovecos,
y quedo quieto en ánimo profundo
que me deja los músculos resecos.
Del orgullo soy presa, soy despojo,
como el ave del viento que se azuza
hasta que quede yermo, sin alojo
con un dolor prendido que se abusa.
Y me observo de pronto desgraciado,
moribundo en la carne, tieso e incierto,
como un faro sin luz y abandonado;
sin palpar, sin saber si estoy despierto
con llagas en el polvo desatado,
o con el corazón frío ya muerto.
- Autor: Christian Jovani (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 11 de enero de 2017 a las 13:27
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 43
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