En el vecindario todos me quieren. Es más, creo que soy un modelo de padre de familia. Tengo una linda casa, linda esposa, lindos hijos. Me gusta colaborar con la comunidad, jamás falto a la primera misa de los domingos. Tampoco fallo en las procesiones, y estoy en un grupo de la Iglesia. Todos me quieren porque consideran que soy un buen vecino... probablemente el mejor. Siempre estoy dispuesto a dar una mano y mis costumbres son de lo más saludables. Con una parrillada el sábado de noche yo ya estoy contento. Bebo algo, pero muy poco. Mis hijos reciben una buena educación y son sencillos y amables. Mi esposa es muy activa en la comunidad. Como yo trabajo todo el día y parte de la noche, la mayoría de las veces ella me representa en las reuniones. La verdad es que somos una familia ejemplar, y todos nos quieren. ¿Qué más puedo pedir?
Tantas personas nos consideran ejemplares que el párroco de la Iglesia nos pidió que hagamos de pareja guía para los novios que desean casarse. Así que una noche a la semana los recibimos en casa y conversamos. Les hablamos de la realidad del matrimonio, sus dificultades y satisfacciones. Puedo decir que ya guiamos a varias parejas hacia exitosos matrimonios bendecidos por Dios. Ser un soldado de Cristo me permite dormir con la conciencia tranquila.
Algunas noches no duermo... es cierto. Pero solo porque me toca la guardia en el trabajo. Llegan nuevos dolores de cabeza todo el tiempo y hace falta un viejo hueso duro de roer como yo para lograr que los parias sociales asuman sus errores... De mí depende que muchas familias puedan dormir y salir a las calles con tranquilidad. Para eso lo primero es lograr que nuestros huéspedes del calabozo reconozcan su propia marginalidad, el modo en que atentan contra una sociedad decente y de buenas costumbres.
Por lo general es fácil hacer que canten estos retobados. Unos cuantos cintarazos con la hebilla y caen redonditos. Pero mientras más grave el delito más difícil es lograr la confesión. Entonces recurro a otras estrategias. Los tiempos cambiaron. Mis colegas y yo ya no podemos hacer lo de antes. Era divertido bañar subversivos en la pileta, o ahogarlos un rato en sus propias heces. Ellos se lo buscaban por andar jugando a la guerrilla, o por indecisos. Aunque esos ya son detalles, hoy día es más lo que callo que lo que cuento. "Café o leche", eso siempre dijo mi general; !y cuánta razón tenía! Mi gran caudillo (Q.E.P.D) tenía una frase genial: "A los tibios los vomita Dios", y seré muchas cosas... menos tibio.
Yo sé que no suena muy bien mi oficio. De hecho que fuimos perseguidos mucho tiempo. Ahora regresamos, hace bastante ya. Pero la vida cambia y uno también se adapta. Ya no me dejan ser práctico y frontal. Los delincuentes de hoy no resisten ni tan siquiera un par de horas de interrogatorio. Y los Derechos Humanos... ¡qué lacra! No podemos dejarles ni un solo rasguño. No hubo salida y tuvimos que adaptarnos. La bolsita de hule es una de mis técnicas preferidas. Con mucha paciencia y poquito a poco terminan soltando todo. A veces, en invierno, también me gusta desnudarlos en el patio de la comisaria y bañarlos con agua fría a manguerazos. Si los escucharan chillando como cerdos. Esos mita'i que andan fumándose porros por las calles son mis clientes preferidos. Desconocen todo de la vida y hasta sus derechos. A veces, cuando estoy muy nervioso lo encierro a alguno, lo desnudo y me quito todas las tensiones. Estoy seguro de que así al fin aprenderá a hacerse hombre. Y que conste que no ando en cosas de homosexuales. Es solo la mejor manera de obligarlos a que crezcan. Muchas familias deberían agradecerme que rescaté a sus hijos del mal camino. Pero no lo van a saber, así que todos mis éxitos siempre serán anónimos.... y yo, humilde y sencillo como buen cristiano.
Si... yo soy un soldado de Cristo, un hombre de familia, amado en la comunidad... y como si no bastara... un soldado de la Patria. Pero esas personas que tanto me quieren no saben que mi mayor mérito está en defender la paz desde los calabozos más oscuros, allí donde la gente más sucia confiesa y delata hasta lo que no sabe...
- Autor: Mónica Laneri (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 16 de enero de 2017 a las 15:46
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 17
Comentarios1
Monique ele que grato es poder leerte de nuevo en esta dicotomía humana.
El bueno es la estampilla para la sociedad, y el real es aquel que piensa erradicar los defectos de la sociedad a como de lugar, y después se da un baño de buenas costumbres que no tienen el valor, sino es una utopía ambulante.
Un saludo cordial y un abrazo para iniciar el nuevo año
Muchos saludos Gastón!
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