El ojo del toro es
de un brillo hondinégro.
El ojo del toro certero
se oye el mujído solitario.
Me pregunto a que espero
es un dolor incomprendido muy negro.
Instantes de paseo con la muerte
ante tus ojos que no quiero ver
para no hablarte para no quererte.
Porque voy a sacrificarte
voy a sentirme ebrio de nuestra
gran soledad, quiero acompañarte,
no mires, pasa despacio
en esta tarde de golondrinas
libres y cercanas.
- Autor: argantonio ( Offline)
- Publicado: 17 de enero de 2017 a las 16:12
- Comentario del autor sobre el poema: Por vivir cerca de la marisma del Guadalquivir, siento la proximidad del toro tan idolatrado y castigado a lo largo de la historia, en los museos arqueológicos vemos esculturas de estos seres, que también aparecen en las ánforas griegas, pero no sufrían el martirio que les infrigimos en este siglo XXI, yo me confieso, he asistido a bastantes corridas, pero evolucionamos y hoy estoy convencido de que los animales tienen tanto derecho a vivir como nosotros.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 76
- Usuarios favoritos de este poema: Kalianali, Anitaconejita
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