Sucede que entre brisas y diversos cantos
la montaña tropical ofrece su cálido abrigo
tendiendo sus veredas para el andar constante
y unas vistas verdinegras y hermosas
de bananos y cafetos bien cargados
y las frutas maduras, son naranjas
y unos muy frondosos aguacates.
Y unos pájaros sin juicio
que dejan un árbol para pasar al otro,
se cubren con vestidos de multicolores plumajes
unos sin mirar y otros curiosos.
Hay que avanzar sobre el macadán amarillento
y el sudor que recorre todo el cuerpo
imitando los riachuelos que se discurren
entre los cristales musicales de sus lechos.
Pronto la sed te saluda e incita
a detenerte en los ojos de agua que con su natura fresca
te enamoran desde el pie de los barrancos.
Tras recodos y trepadas - no hay planicies -
se llega a las casas entabladas del poblado
humeante de cocinas tempraneras
cuyos “jumos” se confunden entre la alfombra de la bruma
y la garuba fría y mañanera.
- Autor: Inexistente ( Offline)
- Publicado: 26 de enero de 2017 a las 15:52
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 57
Comentarios1
Al leer tus versos pude imaginarme dando un paseo por esa montaña tropical, como la pintas dulcemente, recibiendo las caricias ... Cariños
!Qué bien! Grata ha sido su compañía. Mis saludos.
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