Para soldar las partes
muertas de la soledad atrofiada
se empieza fornicando
culminando en el ejercicio
inolvidable de la erección,
inhalar las puertas del solsticio
y dibujarse en el lamento de la luz.
Lamer el portón de la soledad
es besar un poema y hallarse sin espacio,
sin contorno pero seguro.
Lamer la soledad y estrellarse,
en su objetividad vigente,
es encarar la poesía del beso
y partir con las hojas secas.
- Autor: Juan Pablo Mendoza Salazar ( Offline)
- Publicado: 26 de enero de 2017 a las 19:40
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 43
- Usuarios favoritos de este poema: Necrofagotimes
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