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La mañana se despierta,
con el olor a café,
con el deseo de embriagar,
un tormento de luz en el alma,
cuando se gana una calma,
de un ambiguo calor en alrededor,
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¡La mañana!, ¡la mañana!, ¡la mañana!,
se disfraza de luz en sosiego,
cuando se abre el comienzo,
una alborada de luz clandestina,
de un silencio marcado en la ventana,
y un amor callado en la idea tan vana,
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la mañana se hace torbellino,
cuando arde el calor de todo un sol,
cuando se obtiene la sensación de un tornasol,
aquí en el barro de la tierra como adivino,
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la mañana es la alborada,
que aún refresca en cada lamentación,
que aún queda sintiendo la emoción,
de un beso en cada rincón por acostumbrada,
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¡La mañana!, ¡la mañana!, ¡la mañana!,
en crepúsculo entra con todo un sol,
que da y llega el aroma de la lluvia en la ventana,
es el rocío tan real como la alfombra de lava del volcán,
que hoy cruza nuestro destino como todo un sol…
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- Autor: EMYZAG (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 29 de enero de 2017 a las 12:54
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 40
- Usuarios favoritos de este poema: itxaso, sudakaloko
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