Yo tengo una Luna
que no vaga
con los astros errantes por las noches
ni con el Sol en tardes y mañanas
con blanca palidez,
porque siempre esta velando por mi
desde el andar de su camino.
por el anchuroso cielo.
Sonríe el bosque y el campo está risueño
cuando en el azul mi Luna esta brillando.
No quiero otra Luna...
para que la querria
si me gusta la mia
siempre colgada del álamo
como una paloma
que no vuela.
Y no es por otra cosa
que por pasión
que mi Luna dorada
derrama su aliento
sobre aguas y lagunas
reflejando su onda enamorada.
Ay Luna...
Ay que te quiero.
Los perros y los peces te miran
y yo no puedo
porque estoy soñando
con los parpados cerrados
...y los tengo cerrados
porque estoy enamorado.
Ay Luna de porcelana
quédate
para que te miren mis ojos
cuando los abra...
y nunca te vayas...
aunque se pongan celosas
la nube y la mariposa.
En la punta del álamo
mi Luna quiere que la mire
y yo quiero estarla mirando.
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- Autor: juan maria (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 5 de febrero de 2017 a las 00:14
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 63
- Usuarios favoritos de este poema: Evandro Valladares, NCATRAM
Comentarios3
Tienes derecho a tu luna . Saint Exupery decía que hay tantas estrellas en el cielo para que cada uno de nosotros tenga la suya. Añadele a tu luna la estrella que te corresponde y seras mas acompañado.
Un abrazo de admiración por tu poema.
el niño la mira mira, el niño la esta mirando...
...INMENSO FEDERICO...
...buena onda Yunque...
El pequeño príncipe quedó encantado con la niña del desierto, cuando ésta le dijo que no veía un sombrero y que si le encantaba el dibujo de la víbora y del elefante.
Tenía ella rizos colorados y el principito cautivado le prometió una fiesta con bombones franceses y dulces de Esmirna.
Y muy afanoso le traería, dijo, alelíes de colores para su pelo encarnado.
Muy pocas palabras necesitaron para acordar sobre el dibujo de un cordero.
Y la niña dijo sin asombro, que ya lo sabía, cuando el principito dijo venir del cielo.
La mirada luminosa de la pequeña que sabía de flores, de elefantes y de corderos enamoró al viajero del espacio.
Ambos durmieron sobre la arena y en el paisaje solitario muy juntos se sintieron.
Son la ternura y el amor le dijo el Hada bonita al Duende bueno.
Llevaron al cielo a los niños soñadores mientras una brisa cariñosa rozaba de fragancias sus mejillas coloradas.
Viajaron por el mundo de los sueños, y finalizada la dulzura, al punto volvieron al lugar del encuentro, tan bonito en la inmensidad.
Nunca jamás olvidaron ese lugar, el principito de rubios cabellos y la pequeña del desierto que tenía rizos colorados.
Colorin…colorado…
...el amor del Principito...
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