El semblante de mi ego canta
tristes tonos de índigo
tras el lívido rostro
de una mirada al infinito.
La desidia de mi talante sepulta
arrogante el perenne sendero
de las escaleras hacia la nada
con su insoportable levedad.
El enjambre de avispas trajeadas,
con su zumbido siempre codicioso,
revela el camino a la colmena madre
y a los huérfanos sin nombre que la habitan.
Y las paredes de cristal y cieno
arremeten contra el plomizo cielo,
para celebrar la arrogancia de
los insectos y su peculio.
¿Qué escondes tras tu sonrisa
heraldo de las malas nuevas?
Preguntóme aquel de colmillos
dorados y alma podrida.
¡Ignorante! ¡Necio!
¡Varón de pensar infante!
Contesté con la angustia besando
el asfalto de azufre burbujeante.
Si mi sonrisa fuera un grito de júbilo
seríais sordos testigos.
Si mi sonrisa reflejara el vivir de mi alma
todos lloraríais conmigo…
Icarus
- Autor: Icarus (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 11 de febrero de 2017 a las 23:38
- Comentario del autor sobre el poema: He decidido crear este poema con el fin de realizar una crítica a la contaminación y ambiente propio de las ciudades azotadas por el capitalismo desmesurado.
- Categoría: Surrealista
- Lecturas: 15
Comentarios2
Un poema bien logrado, sin duda. Felicitamos al autor.
Con toda humildad, deseo observar la posible falta de una tilde en la primera palabra del tercer renglón en la penúltima estrofa.
¡Éxitos!
Muchísimas gracias por notificar el error y por sus amables palabras.
Me encanta la musicalidad que tiene. Buen poema
Muchas gracias, me alegro de que te haya gustado.
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