Diario de un desesperado

Sigo caminando por esta tierra sin fin, andando por mundos sin caminos definidos y viendo esa luna que a cada mirada me recuerda que en alguna parte, tu la estás viendo.

Hice una promesa que hoy en día está rota pero esa luna es recuerdo de ella y cada vez que mis labios se mojan con el dulce sabor del licor y la luna ilumina la noche, de mis ojos salen dos lágrimas que todavía me recuerdan que te sigo queriendo.

Dicen que las palabras se las lleva el viento pero lamentablemente las mías siguen guardadas en mi pecho y esa enorme luna es el recuerdo que todavía las debo de cumplir.

Te tatué en mi piel no por estupidez si no por querer, y esa luna tan gigante, luna que todavía me recuerda que una noche bajo su guardia te prometí mi vida entera.

Aunque la distancia no sea solo de kilómetros, si no también de odio, en esta noche estrellada y de luna llena te quiero decir que no te he dejado de pensar y que todavía sin querer te sigo perteneciendo.