"NO VALE LA PENA"

Jesus Del Valle Santa Maria

No vale la pena

apenas vi tu holograma, anoche, di dos tragos y soñé

encontrarte, fundirnos, sediento, lloré, 

el alma quebrada, la noche furiosa, enardecido

 

No vale la pena

me arrastro hasta ti, intenso, en medio de mi dolor

me embeleso, triste, con esta quimera de amor

por encontrarte, transigente otra vez, perdido

 

No vale la pena

si te amo, yo me voy a morir

a ver si asi, triste, te veo sufrir

inspirarte dolor, el tuyo, envenenado

 

No vale la pena

si las rosas de tu fingir, se enquistan en la ramas

atormentada, con el fuego, en el volcán de tu cama

quiero arrancarte de mi, y tus garfios, desgastado

 

No vale la pena

que te ciegues buscando en tu amargura

arrepentida, sola en la noche, te vistes de dulzura 

tras el terciopelo de tus ojos azules, irritado

 

No vale la pena

que te disfraces de puritana, en la muerte

arrancaré la piel, con furia, que cubre tu mente

con las uñas fundidas en tu rostro, nacarado

 

No vale la pena

que me hagas enfurecer, ¡que te pensaste¡

te voy a perseguir, turbia, que el alma se desgaste 

el brebaje y enredos de diosa meliflua, encimado

 

 

 

Ver métrica de este poema
  • Autor: Jesus Valle de Santa Maria (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 14 de febrero de 2017 a las 18:43
  • Comentario del autor sobre el poema: \\\"to be, or not to be\\\" . esa es la cuestión que nos hacemos mientras luchamos y peleamos con nuestra existencia en dura competencia con nosotros mismos, y los demás, que también enredan, os dejo la primera estrofa del soliloquio de Hamlet (W. Shakespeare)\\\" que allá por el año 1.600 ya explica mejor que yo el sentir de lo que intenté poemizar, el desgarro interior. Ser o no ser, esa es la cuestión. ¿Cuál es más digna acción del ánimo, sufrir los tiros penetrantes de la fortuna injusta, u oponer los brazos a este torrente de calamidades, y darlas fin con atrevida resistencia? Morir es dormir. ¿No más? ¿Y por un sueño, diremos, las aflicciones se acabaron y los dolores sin número, patrimonio de nuestra débil naturaleza?... Este es un término que deberíamos solicitar con ansia. Morir es dormir... y tal vez soñar. Sí, y ved aquí el grande obstáculo, porque el considerar que sueños podrán ocurrir en el silencio del sepulcro, cuando hayamos abandonado este despojo mortal, es razón harto poderosa para detenernos. Esta es la consideración que hace nuestra infelicidad tan larga. ¿Quién, si esto no fuese, aguantaría la lentitud de los tribunales, la insolencia de los empleados, las tropelías que recibe pacífico el mérito de los hombres más indignos, las angustias de un mal pagado amor, las injurias y quebrantos de la edad, la violencia de los tiranos, el desprecio de los soberbios? Cuando el que esto sufre, pudiera procurar su quietud con sólo un puñal. ¿Quién podría tolerar tanta opresión, sudando, gimiendo bajo el peso de una vida molesta si no fuese que el temor de que existe alguna cosa más allá de la Muerte (aquel país desconocido de cuyos límites ningún caminante torna) nos embaraza en dudas y nos hace sufrir los males que nos cercan; antes que ir a buscar otros de que no tenemos seguro conocimiento? Esta previsión nos hace a todos cobardes, así la natural tintura del valor se debilita con los barnices pálidos de la prudencia, las empresas de mayor importancia por esta sola consideración mudan camino, no se ejecutan y se reducen a designios vanos. Pero... ¡la hermosa Ofelia! Graciosa niña, espero que mis defectos no serán olvidados en tus oraciones.
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 73
  • Usuarios favoritos de este poema: kavanarudén
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