Naciste ya enjaulado, dentro de un oscuro pasado.
Estás fuera de la bruma que me rodea en la vida diaria.
Eres lobo, eres tigre, león o pájaro.
Alimentas mi corazón con la espuma ardiente de los metales.
Residuo inalterable de puñales y de sangre,
No puedo liberarte de las vidas que has vivido.
Para gozar de la luz que enamora.
Eres tan mío como mi propia muerte,
Por lágrimas y fuego me perteneces.
Naciste sin querer de los silencios,
De los rumores, de las verdades,
Que vivieron en mi cobardía.
Tú guardas en el pozo de mis entrañas,
La ira, el coraje, la experiencia, el disimulo,
Y también las fantasías que forman nubes blancas
Alrededor de las auras de mi cuerpo.
Todo aquello que no se ve en mi rostro,
En espera de encontrar los colores
De un amor que no llegó a consumarse.
A veces creo verte en el espejo de mi amanecer,
Tu izquierda pretende ser mi derecha,
Y tu derecha mi izquierda.
Para desaparecer en el fondo del metal
Que es solamente un reflejo de mi ser.
No tienes alma, pues tu alma es la mía,
Solo de vez en cuando afloras a mis días,
Para luego abandonar el arranque de sinceridad.
Nadie sabrá nunca cuál es más verdadero, tú o yo.
- Autor: Ezer Cohen ( Offline)
- Publicado: 23 de febrero de 2017 a las 00:13
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 937
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