No me pregunten cómo hago para vivir entre muertos que compiten por un trozo de camino.
Sólo quiero decir que estoy un poco loco,
que ni siquiera la música de violín
me salva de repetir y repetir
los crímenes que cometo en la medianoche.
Yo erguido, pero trastocado,
más pequeño que mi fatiga, y aún más:
con mi viejo abrazo triste que sólo una virtud detiene
cuando se prenden los océanos y las casas se desprenden lentamente del puerto,
y escucho tu voz.
Poco a poco mi cuerpo y tu cuerpo se tocan, se trocan, se recuerdan.
En ese entonces
le digo adiós a tu ausencia.
Y tranquilamente navegamos; tú sin mayor amor, sólo una estrella,
no la noche a la que aspiro.
(Mi miedo trepa y baja en un juego que sólo mi corazón entiende.)
Pero no vengo a maldecir ni a maldecirme.
Quiero algo de los grandes aires silvestres.
Estoy desterrado. Ocúltame.
Creo que voy a morirme
y eso importa poco.
Guillermo Capece
Direc.Nac.del Derecho de autor
- Autor: GuillermoO (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 25 de febrero de 2017 a las 12:12
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 44
- Usuarios favoritos de este poema: nelly h, tamypaloma, pani
Comentarios2
Cuando el alma sufre destierro porque el amor que era amor pasó a ser un calvario ... el dolor es un mar donde es refugio de penas
Hermosos versos
Saludos
Es cierta tu reflexion, amiga...
Muchas gracias por eso, y por tu lectura.
Guillermo
MUY HERMOSOS VERSOS MI BUEN AMIGO...
me alegra que te haya gustado mi poesia, amigo pani.
abrazo
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