Persiguiólo la osa menor mientras
irradiaba el plenilunio su dócil reflejo. Dentro
del miedo, resurgió lúgubre el destino del joven Ícaro:
¡Altas tan dulces la belleza, fatal tan triste el descenso!
¿Por qué?
No hizo más que su mirada dilatar flores
lorquianas de sensual estirpe, coronadas de
azahares dulces de vihuela beata; más que un deseo
tener, una ambición... ¡Restrególe el mundo el polen
de sus amores etéreos!
Natanael Berríos®©
- Autor: Natanael Berrios Sandoval (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 26 de febrero de 2017 a las 20:15
- Categoría: Triste
- Lecturas: 64
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