Siént(a/e)te derecho, sobre el eterno almohadón de p(e/a)na.
Ya sé que no estarás en el crí(p)tico aspaviento del sepulcro,
En aquel precipicio de nuestros insomnios, sabrás que no estaré.
¡Trastó(rn/c)ame neuronas, sexo, ribosomas!
Que muja si es tan mujer, que sea más que esperables espinas,
Hombre. Hasta las (b)risas engañan.
Nos so/metemos, bacanal de hollín vuelto el incendio,
(¿)Inquietud del punto final al que le emerge una pregunta(?)
Aquel virote desgajó tu manzana, ingenuo radiante,
¿Pretendes conciliar algún sueño?
No en el asedio silencioso de tantos muertos;
No detrás de la cortina, manchada con la sangre de Polonio;
No en las obras (y otros teatros), no en lo que se derrama en la oreja;
Tal vez en el exilio pueril, seguramente en sus canciones
Que el agua pesada llevaba como un vestido.
Háblame de orgasmos, (¿)tú, que sabes(?)
Pí(en)same la espalda hasta conquistar los intersticios
Que están en mi cuerpo y son de nadie, que están
Entre nosotros, sin ser nuestros.
Acuc(h/l)íllate sobre el ardiente cemento de los reproches,
Hunde tu (más)cara en la ciénaga, si es menester,
Pero siént(a/e)te derecho.
- Autor: Necrofagotimes (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 27 de febrero de 2017 a las 19:37
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 24
- Usuarios favoritos de este poema: Alberto Escobar
Comentarios1
Saludos de un loco a otro. Celebro encontrar almas gemelas.
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