UNA HISTORIA PARA ELLA

Recuerdo a un hombre en aquel lugar, apartado de todos, buscando soledad para reflexionar de lo ya vivido. ¿Qué habrá pasado con él?, pues su expresión es la de un hombre abatido. Algo le hace falta, lo delataba la ausencia del brillo y lo vacío de su mirar, como si ya no hubiera vida en aquel cuerpo. Lo veía fumar y tomar, y entre exhalación de humo que transportaban un poco de dolor ,y tragos, se podía observar como desviaba la vista a lo alto, recordando algo,y se  podía deducir la razón por la que todavía reflejaba algo de luz, era su sonrisa, aquella memoria que evocaba esos leves pero visibles destellos. Por un breve  instante se veía en su mirar una luz; era el reflejo de una lagrima, mas en el brotar mostraba el dolor pues lo hacían con dificultad.  Un dolor que se niega a sí mismo el existir. Qué más puedo decir de aquel hombre, no lo comprendía, pero me daba pena y amargura verlo. Pues en el fondo, yo sabía que algún día terminaría así.

Mírame, ha pasado el tiempo, he crecido, madurado y  vivido. Experiencias e obtenido, triunfos, logros, victorias, tropiezos, errores, angustias, miedos, y tristezas. Sí, podría decirse que e sentido todo lo que un hombre como cualquiera puede sentir. Más una cosa me faltaba, y  de eso tu te has encargado, de revivir aquella imagen del hombre de la esquina, ahora lo entiendo, se que le hacía falta. Una alma, pues su mujer se la quedó, y por lo que puedo juzgar, ahora que lo he experimentado en mis propias carnes, y vaya que lo goce, se porque esa sonrisa, comprendo el brote de la lágrima, perdió su alma, para que ella lo recordara. Tanto la amo que se niega a aceptar ese dolor pues aun vive el recuerdo de la dama. Lo entiendo a la perfección. Pero sabes, hay  algo que no percibí en aquel entonces debido a la falta de experiencia, era su orgullo, pues demostró quien es  en realidad, él sabe que fue honesto con ella, el sabe que lo que dejó hay no será olvidado, que lo vivido a su lado en el tiempo quedará marcado, y que ella inmortalizada habrá quedado.

De lo último estate segura, pues de eso yo me encargo. De lo primero, creo que no hace falta decirlo, el resto depende de ti, pero no me importa, ya que se que en tu memoria quedará guardado, y al momento de evocar sus recuerdos, de mi ser estará impregnado.