Quizá el árbol deshojó su última razón
y el alma cansada de la piedra
se secó, y volviose pájaro
para volar donde no llegue el amor,
ave de papel sin corazón ni nada
de la hoja donde se escribió
un poema del olvido.
Todo un mundo, solo una persona
dos ojos y la pupila
que muestra el universo
misterioso del amor,
ese mismo donde
estamos tú y yo nada más.
Que desespero, pensar
qué clase de eternidad seremos,
en esas infinidades
¿podríamos encontrarnos?
y si tengo todo de mí
rodeado de los lugares
que queríamos ir
¿y tú no estás, ni tu olor,
y nadie que sepa lo mas mínimo?
sería un triste amante ebrio
del recuerdo, del bello recuerdo
de haberte conocido…
Pero, si he de encontrarte
y fuésemos almas desnudas
no tendríamos brazos, ni sentidos,
solo trozos de conciencia
-eternidad inconforme-
extrañando este ser físico
que tuvo tus manos como si fuesen mías,
¡y ese último beso del día!
justo, ese instante
era mi idea de eternidad...
Cuán difícil es desaferrarse
de esta vida,
del lento veneno del tiempo,
-me dijiste casi noventa-
por ahora no pensaré en eso;
si ya aquí ocurrió
tengo esperanza que
en otra vida el destino
nos recuerde con cariño
y nos junte nuevamente.
- Autor: Joaquin (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 27 de febrero de 2017 a las 20:24
- Comentario del autor sobre el poema: "Dichoso el árbol que es apenas sensitivo, y mas la piedra dura porque ésa ya no siente" Rubén Darío
- Categoría: Amor
- Lecturas: 75
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.