Sobre mi cara cansada, caen gotas de
lluvia, ellas se muestran desnudas, puras, llegando
a humedecerme el alma.
¡La lluvia en su caer incesante, moja el amor, pero
el fuego de tus besos, permanece vivo!!
Aquel determinado día, apareciste desnudando tu
alma con lentitud, compartimos nuestra unión, con pasión
y entrega sin recato alguno y mucha dulzura...
Al llegar la mañana, comprendí que te habías instalado
en mi, con entereza.
Soy consciente que al partir, dejaste olvidado un
suspiro, siendo éste un signo de identidad, que me
confirmó tu visita.
Mientras espero tu regreso, procuraré dormir al
amparo de la noche para despertar con el nuevo sol
del amanecer
- Autor: emiliodom ( Offline)
- Publicado: 3 de marzo de 2017 a las 04:03
- Categoría: Amistad
- Lecturas: 45
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.