Cuando te veo el alma se alegra.
No es una alegría momentánea
como produce el ver a algún amigo que no se ve hace un tiempo,
no, es una alegría que llega al alma.
En mi cabeza queda grabada tu sonrisa
que voy consumiendo como por góticas en todo el día.
Ah, tus manos... ¡Como anhelo tus manos!
Y como quedan tan bien en mis caderas.
Tus ojos que no son mios me miran y me pierdo,
casi que deseo robarlos para que no dejen de mirarme.
Cuando te miro hay fiesta en mi pecho y tú lo puedes escuchar,
tú eres la anfitriona y la invitada, eres tú, yo lo sé... Eres tú la mujer que deseo mirar por mucho tiempo.
- Autor: Johan Jurado ( Offline)
- Publicado: 3 de marzo de 2017 a las 13:33
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 75
- Usuarios favoritos de este poema: Rafael Rec
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