Han pasado siete lunas y la tarde nunca llegará.
En el día siete se cumple una la noche del espejo.
Ante ti, postrada con siete plumas,
sostenidas por mí pico adolorido y las alas desnudas
con éste frío en el espejo,
sostenías al mundo con una rosa blanca
prisionera de tus dientes.
Muerte a la tristeza, cumpliría hoy un día más.
El rugido del León hambriento de soledad
ha despertado a la tristeza.
Mi alma perdió la llama, se apagó la voz.
Alas mutiladas por el silencio,
un plumaje descolorido,
las hojas del árbol me abrazaban
el invierno me desprendió.
El árbol mira al horizonte
con el rugido del León detrás de sí
Danzo cerca al nido presa del temor
las garras del León esperan esparcir colores en el árbol
con el polvo de mis plumas.
Ésta mirada de pájaro herido
acompaña a mi cuerpo en las frías sábanas
en busca del reflejo de aquellas ramas
que un día fueron siete,
hoy dejaron de ser mi hogar.
- Autor: Alejandra Metzwey (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 3 de marzo de 2017 a las 13:52
- Categoría: Amor
- Lecturas: 59
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