Como pequeñas flores del esfuerzo.
Nos distraen
de estar todo el tiempo pensosos,
con esa desazón sin nombre
que ni siquiera es estado de ánimo,
mas propensa al desánimo –
tiempo
que se arremolina en sí mismo
y no encuentra salida.
Una lista menuda
–siempre
tenemos a mano esas obligaciones tranquilas,
amables.
Cambiar una lámpara,
arreglar un sencillo mecanismo,
llamar a Futano y preguntar, pedir, acordar...,
pagar un recibo, comprar un artículo o dos
de mucha utilidad pero pequeña.
De mucha utilidad pero pequeña;
como astros que la insondable magnitud del universo
hace pequeños, casi insignificantes,
con pequeñas auroras, mareas, vientos que se alejan,
tornasoles fríos de ocasos nunca vistos.
Lo pequeño, lo inconmensurable.
Y al final de la lista,
como un nuevo y viejo Finisterre
al borde del abismo
otra vez tú concertando
el bramido de nueva y repetida espuma,
el tiempo que, de momento,
se ha desenroscado y transita,
toma color de ánimo, de estampa
meteorológica.
- Autor: Luis Velázquez Buendía ( Offline)
- Publicado: 4 de marzo de 2017 a las 06:49
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 114
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