Tergi+vérsame haciéndome cuero y taba;
Mi carne (tuya), siempre en cualquier parte.
Equivócame de igual a igual, que así tra(n)shumamos esta arcilla mal usada
Que somos en fogonazos vagabundos, siempre dis/puestos
A ment(a/i)rnos,
Vos, que auscultás mis verdades.
Ya no hay barrotes para nuestro quimerismo technicolor,
Tus polillas blancas de fe en nupcias de mis ávidas cornejas,
Mi desguace seminal-ma rubricando tus epístolas negras.
Esos parques prepúberes donde jugábamos al amor y otras canicas.
Ella enseñaba lo imprescindible, con sus manos alegres
De pianista envuelta en frenéticos humos,
Arrebatándote o dándote todo lo que no lo fuera.
¿Pero qué humedad penetra en nuestros co(rve)jones,
Qué enmohece estas tablas ras(cad)as, mes(a/e)s y c(a/o)mas?
Yo, que escrito ese guión hace ya tiempo
-Yo, que ya no lo recuerdo (¿a Usted?) como lo hice mañana-
Ahora hay que actuar, la (es)cena está servida.
Sólo soy un (t/h)osco varón que no puede tras+tocarte
Esas, tus (ine/a)fables tume/facciones. Pero digo que te amo
En el perfil de tu barba, en la indecencia
De la aurora precoz y asesina,
En lo que me queda de ser o(s)tra y estar (dís)loca, e(s/x)/tá(c)tica
Ante tu cuerpo sin nudos, sin tapujos, durmiendo por ambos.
- Autor: Necrofagotimes (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 7 de marzo de 2017 a las 09:51
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 47
- Usuarios favoritos de este poema: Alberto Escobar
Comentarios1
La grandeza de la Poesía reside en que con sólo poner palabras, con sus variantes gráficas, sobre la palestra el lector hace sus combinaciones a su sabor. Me gusta la locura y originalidad que propones. Saludos
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