Apretar un nombre de mujer
entre mis bíceps aerodinámicos
mientras empalago los labios
de carmín o rosa mancillada
supone
medio reloj de arena. Despierto
cabalgando como el poeta,
trasladándome sin remisión
por voluptuosos montes escondidos.
Nobles manos me moldean
y del interior de la caverna
emanan ligeras voces.
Torpes voces.
vomitan sobre mi pecho
palabras y más palabras. Sudo.
Por un instante te desnudo con
delicadeza.
Ahora soy jinete,
Luego me hallo de cubito supino,
Quiero acelerar mis pasos,
tengo inexcusable prisa.
Tus besos
me sitúan más atrás, bailando;
roces púdicos, toques permisibles
y amalgama roja de labios
que se cobran una por una las arenas.
Primeros planos repetitivos,
primaveras, dimorfismo sexual,
lianas negras donde clavo
las uñas
para de un decidido impulso
ascender al infinito.
Ahí sigue la fragancia
ahí el hedor respirable.
Me planto ante el espejo
y está vacío.
- Autor: J.R. Infante (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 7 de marzo de 2017 a las 16:18
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 70
- Usuarios favoritos de este poema: la cuerva
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.