Sentí tanta miedo de crecer
de perderme en las insignificantes cosas
y en el quehacer de los grandes
que no me di cuenta
de guardar el sentido
del punto en cruz encerrado
al ser madre en el alma y la mente
del espíritu de la muerte
de la condena de la posesión
de amarse por siempre
y por toda la eternidad.
Al poseer lo más deseado
hasta consumirme en la desesperación
Sentí tanto miedo
al sentirlos solo míos
creciendo en mi panza
en que juro ahora sobre mi muerte
que no me arrepiento.
No me equivoque
de ser vida y no ser silencio.
De amarlos con conciencia
hasta la locura y de llegar a olvidarme
de sembrar otro cielo,
enhebrar las estrellas
y al sol naciente junto a el mar
para guardar el corazón
enloquecido de dolor
de un mundo no imaginado
de esta herida que desgarra el pensamiento
en el más hondo desconsuelo
y del quebranto ensordecedor
de la palabra y la pérdida
en el instante del adiós
que me inclina sola ante Dios
en silenciosa oración
alzándome hacia los cielos
Desnuda peregrina mujer
retornando con gratitud y sin protestas.
Bendecida por tanto amor y libertad
en paz al mandato divino
sola y sin miedos solo ante Dios
Mané Castro Videla
- Autor: Mané (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 8 de marzo de 2017 a las 10:13
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 41
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