Para cantar una canción hay que sentirla porque tal vez un corazón sintió su herida, para cantar una canción, hay que adorarla hasta el final, para que cante el corazón una vez mas. Para decir una palabra hay que pensarla como yo traje esta canción a mi guitarra, para pedir y dar concejos hay que ser fuerte y de valor, y por supuesto ser un hijo de mi dios. Yo que en la vida mucho y poco he caminado, yo que he vivido la traición de aquel pecado, yo que he dejado la incoherencia, la impaciencia y un dolor, me doy cuenta que solo importa el corazón. Todo me parece pronunciándose todo me parece ser igual que aller, todo me parece repitiendo se, como el reloj de alguna pared. El justificar nuestra palabra muestra desconfianza y deshonor, hasta que no exploten de dinero en su ambición, no ven lo que importa, el corazón. Y así es que la vida se nos gasta, corriendo atrás de algún inventor, esos que inventan la lejanía y el dolor, por que se olvidaron del amor.
- Autor: Luis Arrúa (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 10 de marzo de 2017 a las 01:09
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 23
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