Gotas, infinitas gotas
can por mi frente,
saltan en mis arrugas.
Se agota el tiempo,
mis músculos cansados,
mi alma llora.
Veo a mis hijos
crecen, vuelan las horas,
el tic tac avanza rápido,
mi tiempo termina,
mis hijos florecen,
yo veo casi nada.
La rutina laboral
traslada a un infierno
mi agotado cuerpo.
Veo a mis hijos dormir
en la frescura del alba,
veo a mis hijos dormir
en el ocaso del día,
¿Cuándo los veré vivir?
Camino lento,
sigo laborando
perdido en este mundo,
cruel mundo
que consume mis ideas,
exprime la vida, mi vida.
Me quedaré en el camino
envejeciendo, trabajando,
luchando por ver vivir a mis hijos.
- Autor: ErC ( Offline)
- Publicado: 14 de marzo de 2017 a las 01:42
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 65
- Usuarios favoritos de este poema: kavanarudén, Max Hernandez
Comentarios3
Muy bien expresada la fatiga, el dolor, el sufrimiento del obrero.
Versátil tu pluma amigo y poeta
Un placer leerte
Que tengas un buen día
Un fuerte abrazo mi hermano, el dolor del obrero se transmite por los ojos.
Muy sabias y humanas reflexiones. Ese amor- entrega filial. Felicidades amigo.
Es un todo amigo.
Una cruda realidad que has pintado de manera magistral
Abrazos
Max
Cruel es poco amigo. Abrazo.
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