Cae la lluvia de nuevo
en este ciclo que se inicia.
El campesino se sacude el letargo
y mira la tierra con ojos ansiosos.
Allí, despejando el camino de zarzas y maleza
le espera el surco abierto de la tierra generosa
donde sembrará el grano entero y ya listo
con su palpitar interno, latiendo intacto.
El agua, aliada de esa ceremonia vital
otorga el nutriente para levantarlo.
Ávido de alimento, como un infante
brota el nuevo ser, desde la humedad terrenal.
Eleva su talluelo de brazos vacilantes
para buscar el sol, como una ofrenda arcana
y la raicilla se despide y se dirige al centro,
orientándose mejor, cuanto más oscuro sea,
buscan raudos, direcciones opuestas.
Y, sin embargo, ¡Misterio! Un mismo objetivo.
La vida que se renueva en una plántula.
Es un goce para el campesino,
un disfrute sencillo, en realidad,
pero compartido con los suyos
que lo lleva a expresar ¡Seguimos viviendo!
- Autor: Elnavegante ( Offline)
- Publicado: 19 de marzo de 2017 a las 10:14
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 130
- Usuarios favoritos de este poema: Dulce
Comentarios2
Así es el milagro de la vida, y cada planta con miles de nutrientes y propiedades. Es una maravilla leerte describiendo el proceso, saludos
Agradecido por tus expresiones, Dulce. Un saludo cordial.
Muy hermoso poema sobre las labores del campo, nunca lo suficientemente alabadas, donde la naturaleza florece, pero hay que ayudarla a florecer. He disfrutado de tu poema.
Abrazos.
Gracias por lo que dices. Buen comentario acerca de la agricultura., Ringo. Saludos cordiales.
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