VENCER A LOS FANTASMAS

EDUARDO FAUCHEUX





VENCER A LOS FANTASMAS

 

Cuando los astros se alinean

-dándose las condiciones,

tomando ciertas decisiones,

y endureciendo las voluntades-,

obtenemos frutos, con sus bondades,

recordando aquellas viejas habilidades

que en nuestras memorias habíamos olvidado,

sabiendo que nuestros miedos solamente se fundan

en fantasmas y monstruos que nosotros mismos hemos creado.

*

Como todo lo que ocurre de bueno y de malo en la Vida por la que uno transita,

los fantasmas son tan necesarios como cualquier otra cosa que nos nutre o nos debilita;

son las herramientas que nos dan los dioses para descubrirnos a nosotros mismos,

para saber dónde está la cumbre o cuán cerca estamos de un abismo,

o para aprender a calcular cuánto hemos crecido

o cuán bajo hemos caído.

***

Cuando decidimos enfrentarlos,

y a pesar de tener ocultas las salidas,

ellos mueren, aunque éstas se encuentren escondidas,

pues llegó el momento que a esos fantasmas debamos eliminarlos,

encontrando esas salidas para poder, a sus despojos, arrojarlos.

***

Por esa razón, en vano perdemos tiempos preciosos de la vida

en inútiles estrategias de ataques o defensas rehuidas,

imaginando sucesos que, quizás, nunca ocurrirán

o que algunos hipotéticos problemas se plantearán,

anticipando soluciones o transitando lúgubres senderos

que solo creamos, en fantasiosas conciencias con agujeros.

***

Y al final, próximos a un nuevo cambio de un natural estado,

con nuestra mirada retrospectiva por este camino transitado,

nos damos cuenta que en todo el tiempo pasado y transcurrido,

hemos tenido y soportado ciertos sorpresivos hechos acaecidos

y que, algunos, nos asombraron, muchas veces, gratamente,

y en otras, ellos nos lastimaron y dolieron, amargamente,

pero que en ese sabio balance de esa estadística mirada

nos encontramos que en nuestra memoria asombrada

nuestros fantasmas  fueron eso: fantasmas imaginados

que se esfumaron en la bruma, por sí solos, del pasado.

***

Eduardo Faucheux

23-03-2017

  • Autor: Eduardo Faucheux (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 23 de marzo de 2017 a las 02:44
  • Comentario del autor sobre el poema: ¡Tantas veces en nuestras existencias imaginamos fantasmas que solo existen en nuestras imaginaciones! Muchos de nuestros días los desperdiciamos en nuestras fantasías de catástrofes y percances que nunca ocurrirán, perdiéndonos los hermosos momentos que podríamos disfrutar, mientras esperamos, en vano, las calamidades y los monstruos que, supuestamente, nos acechan.
  • Categoría: Reflexión
  • Lecturas: 98
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Comentarios +

Comentarios2

  • Marellia

    Nuestros propios fantasmas...rondan, están latentes, por alguna razón despiertan y danzan en nuestra cabeza. Con voluntad y en positivo podemos desactivarlos. Me gustó leer a esta hora de inicio de jornada tu reflexión. Saludos

    • EDUARDO FAUCHEUX

      Ellos (los fantasmas) -como todo lo que nos ocurre de bueno y de malo en la Vida por la que uno transita-, son tan necesarios como cualquier otra cosa que nos nutre o nos debilita. Pienso que todas son herramientas que nos dan los dioses para descubrirnos a nosotros mismos, para saber dónde está la cumbre o cuán cerca estamos de un abismo, cuánto hemos crecido o cuán bajo hemos caído.
      Gracias por el comentario matinal, Marellia. Gracias a él, incorporo una estrofa más...
      ¡Saludos desde Argentina!

      • Marellia

        Somos compatriotas por lo que leo, un placer

        • EDUARDO FAUCHEUX

          De La Plata, Provincia de Buenos Aires.

          • Marellia

            Entrerriana, de las costas del Paraná

            • EDUARDO FAUCHEUX

              La Paz, quizás?
              Estuve en sus aguas termales, hace unos años.

            • Peregrina

              Muy posiblemente esos fantasmas son nuestra propia conciencia que nos habla para conducirnos bien en donde nos estamos equivocando...
              Un gusto pasar a leerte ...
              Saludos amistosos de
              Peregrina

              • EDUARDO FAUCHEUX

                Es posible... vale la pena meditarlo.

                Saludos desde la Argentina,
                Peregrina.



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