Esa lluvia, aunque incesante, es incapaz de apagar su fuego.
Seguirá abrasándola, nieve, viento y hielo.
Tampoco ninguna de sus perlas solitarias ha logrado amordazar el duelo.
Así que los caireles de cristal han decidido no decorar más su cielo.
Y pobre aquel inocente mochuelo.
Sólo conoce la tormenta sin consuelo.
Que no le permite alzar el vuelo.
Que destruye sus más profundos anhelos.
Y pobre ella que se tortura cada dia con sus propios orzuelos.
Incrustados, allí, bajo la piel, por miedo.
Poblando el horizonte que las llamas han dejado en liego.
-R.O.N.-
- Autor: ZeeZøen (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 26 de marzo de 2017 a las 14:59
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 76
- Usuarios favoritos de este poema: tamypaloma
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.