No me dejes ¡estúpida idea!, no me abandones, sos lo único propio que tengo, ¡no me dejes!, sigue deambulando las orillas de mis sueños, sigue agitando los espacios vacíos de mi vida, no importa que esta vida tenga todo calculado, sigue siendo el descalculo de mis pensamientos.
Veras, acá todo tiene nombre, espacio y tiempo, consecuencias van, consecuencias vienen, buenas o malas te alcanzan y te obligan a cargarlas, jodidamente igual en todos, vos sos la flor que se nutre de lo inhacible, de mis miedos a fin de cuentas, vos sos eso que florece y deshojo, con ganas a veces de que mueras, con ganas a veces de que me quieras.
¡No me dejes estúpida idea!, aunque sientas la realidad tras tuyo y yo a veces te niegue, aunque te acorrale con la razón tras alguna sentencia, ¡no me dejes!, cuando veas que te estoy perdiendo sedúceme, hazme caer en tu levedad, seduce mi instinto de sobrevivencia, el rescoldo de libertad que me queda cuando a pesar de todo y todos te pienso, seduce mi miseria y hazme feliz, estúpidamente feliz.
En el revoloteo incansable por tus misterios, desfallecí un día cualquiera y seguí la ruta que dejas en el aire, ahogándome en tí que siempre has sido idea, todo después de eso se torna oscuro en mi pensamiento pero te desato sólo porque me salvas de mi misma, eres la escuálida luz que me penetra, para dar la sensación de que se puede respirar, sí, porque la luz cumple muchas veces la función del aire, cuando en la más densa oscuridad un hilo de luz se cuela los humanos sobreviven, pero ya sé que no hay luz, ni tampoco sos aire, ¡no me dejes estúpida idea! eres lo más hermoso que me acompaña, lo más triste de mi existencia.
Comentarios1
Magníficas palabras que piden socorro a las ideas.
Un placer de lectura y meditación.
Saludos fraternales
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