Está bien, no funcionamos, y no todos
los recuerdos, para decirte la verdad, son buenos.
Pero a veces hubo buenos momentos.
El amor fue bueno. Me gustaba tu extraña forma
de dormir junto a mí, y nunca soñé con miedo.
Debería haber estrellas para las grandes guerras
como la nuestra.
–Sandra Cisneros
Extraño tu cabello apabullado en mi cara mientras dormías. Extraño tu forma de caminar junto a mí, midiendo los pasos para ir al mismo compás. Extraño tu sonrisa viendo tu serie favorita y extraño tus lágrimas de alegría y de tristeza en la mayoría de las películas. Extraño tu mano recorriendo mi espalda ayudándome a dormir. Extraño que abras la puerta y corras a darme un beso, momento que suponía la mejor parte de mi día. Extraño tomar tu pierna al manejar y disfrutar la música sin ningún pensamiento más que lo que siento por ti. Extraño verte a mi lado y sentir la felicidad que nunca sería capaz de encontrar en otro lado. Amo la idea de lo que fuiste, pero no te amo a ti.
Creí amarte. La idea de estar sin ti llegó a ser absurda, nos habíamos convertido en uno y nada podía separarnos, pero el tiempo se encargó de demostrar que incluso nuestro sentimiento de eternidad no podía ir más allá de unos cuantos años. Respondimos a la incesante marea de chismes, problemas, celos y tragedias personales. Nuestra perfecta burbuja reventó, alejándonos, y aunque en la caída intentamos tomarnos las manos, al final aterrizamos muy lejos del otro. Hoy, sin verte y sin escucharte, sólo quedan los recuerdos.
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“Extraño tener las noches ocupadas enviándole mensajes a alguien, pero no te extraño a ti”.
Un mensaje antes de dormir, un mensaje al despertar, un mensaje por las mañanas y un mensaje en mi tiempo libre. Hoy mi celular reposa sin alterarse por horas y yo me preguntó dónde estás, pero sé que son los celos y no la incertidumbre de extrañar a alguien a quien amas.
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“Extraño los restaurantes, puestos de la calle y comida a domicilio”.
Pizzas, tacos, hamburguesas; cenas caras y otras muy baratas. Dicen que el amor engorda, pero yo nunca cambié a tu lado. No te extraño, solamente extraño salir con alguien a cenar en las noches pues la comida siempre sabe mejor compartida.
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“Extraño ser la persona que era cuando recibía un poco de atención y amor”.
Sonrisas y magia, creí que era verdadero, pero así como el tiempo se encargó de separarnos, el tiempo me enseñó que puedo vivir sin ti. Extraño creer que era real y aunque el dolor de la soledad es mayor de lo que creía poder soportar, el alivio de quitarme la venda de los ojos es aún mayor.
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“Extraño pensar que eres lo mejor que me pudo pasar en la vida”.
Sentir que todos los días había ganado la lotería por estar a tu lado. Nadie entendía lo que me pasaba porque nadie había sentido tal cantidad de amor, sin embargo, tu ausencia pronostica un error en mis cálculos. Cuando te fuiste no sentí que perdí lo mejor que me pudo pasar en la vida, más bien fue un alivio. No lo sabía en ese momento y aunque lloré, me quité una carga de encima.
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“Extraño el contacto de tu piel con mi piel”.
Pasé de añorar el desnudarte una vez más a olvidar incluso cómo eres físicamente.
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“Extraño tu forma de entender el mundo”.
Retándome e impulsándome como nadie lo había hecho. Extraño sentir que alguien me obligaba a ir siempre adelante, pero no extraño cuando me pusiste cadenas y me arrastraste contigo. A veces negamos lo malo por buscar mantener el recuerdo de algo que nunca fue.
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“Extraño que mi locura te deslumbrara”.
Decías que había fuego en mi interior, que no habías conocido a alguien como yo. Aún no dejo atrás el pasado por completo y no puedo evitar extrañar el sorprenderte, pero después de tu partida descubrí que no necesito tu validación para comprender lo que soy.
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“Extraño nuestra relación”
No la extraño. Extraño la idea de estar en una relación; de tomar una mano y besar unos labios; de gritar y reír con alguien, así como de llorar y confiar, pero si algo me ha enseñado esto es que incluso la ruptura más triste es sólo eso: un desamor que se olvidará.
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“Extraño las noches a tu lado”
Hay un espacio vacío en mi cama que me causó tanto dolor que a veces no podía dormir ahí. Sentí tu cuerpo tocarme tantas veces sólo para despertar y entender que no volverías. Lo acepto, hay noches más oscuras y días más fríos, pero poco a poco la marca de tu cuerpo en mi colchón desaparece y con ella mi recuerdo de ti.
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“Extraño el tiempo junto a ti”.
Borrachos en un festival de música, besándonos sin importar nada, felices en bicicleta recorriendo la ciudad o acampando juntos en un día lluvioso que volvió todo aún más romántico. Esta vez lo acepto, no sé si algún día pueda dejar atrás esos recuerdos.
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“Extraño la forma en que me abrazabas”.
No te extraño, no extraño tus brazos sobre mí, extraño la idea de tus brazos, extraño la idea de tus caricias y de ser parte de algo más. No hay nadie aquí, tú estás lejos y aunque esto sea como aprender a caminar de nuevo, existe la garantía de que pronto estaré corriendo sin pensar en ti.
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“Extraño recordarte a cada instante”.
Siempre quería verte, pero al saber que te perdí fue cuando más te anhelé; sin embargo, hoy el recuerdo es distante. Ya no hay lágrimas, ya no hay vacío, simplemente una extraña y soportable rutina que pensé que nunca llegaría. Sí, incluso extraño sufrir por ti.
–
“Extraño sentir amor por ti”.
Pues no fue amor, creí que había cruzado una puerta que nadie conocía, que por eso la gente no entendía nuestra relación o nuestras peleas, que el amor era una extraña montaña rusa de alegrías y depresiones. Hoy me encuentro feliz, hoy entiendo que no eras tú, que mi felicidad no depende de tu cercanía o tu aprobación. Te deseo lo mejor, pues no era amor y no es odio, hoy ya es indiferencia.
- Autor: Moisés Alv ( Offline)
- Publicado: 3 de abril de 2017 a las 14:52
- Categoría: Surrealista
- Lecturas: 14
- Usuarios favoritos de este poema: Flor Erendira
Comentarios1
Hay recuerdos que no son necesarios borrar, solo superar, esa historia la he visto en miles de personas, incluso en mi. Quedo bello.
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