Pocas veces podía hacer presente,
en todo momento estaba ocupado,
el silencio nunca era buena gente,
espantaban los gritos cual pecado.
Un lugar como pocas fuera visto,
sus formaciones, altas y perfectas,
digno templo de deidades selectas
pero fue usado para dolor maldito.
Miles de almas gritan necesitadas,
un abismo de ausencia fiel emana,
altos sacrificios de bestias pasadas
honraban a la oscuridad profana.
Nadie podía escaparse del mismo,
laberinto cerrado, puertas selladas,
dos pasos hechos soltaba plateada
magia que te consumía los sentidos.
Se perdió aquella cuenta regresiva
que les auguraba llegada ansiada
de un siervo oscuro con su misiva
guiando la población descarriada.
Pensar que todo se mostró diferente
ese día cuando tanto llanto terminó,
fue murmullo visitante que dominó
esos espacios, antes de los dolientes.
Sonido distinto de los ya conocidos,
era algo parecido a la vida misma,
por él, un verdor se mostró nacido
en toda la superficie, hasta la cima.
El templo de la perdición aún existía
pero sus restos quedaron ofuscados;
para algo nuevo él estaba destinado,
crear la vida, que antes allí florecía.
- Autor: Vito_Angeli (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 6 de abril de 2017 a las 16:58
- Comentario del autor sobre el poema: Inspirado en varias películas, he aquí estos versos que reflejan una especie de evolución entre lo que sucedía en el templo y lo que terminó siendo después. Espero que sea de vuestro gusto. Saludos.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 87
- Usuarios favoritos de este poema: yosoyelquesoysiempre, Jony Alba LVDS
Comentarios3
MUY BUENAS LETRAS.
UN ABRAZO
Siempre es un gusto leer tus letras. Felicidades amigo.
El templo de la perdición
Una muy definida mezcla de trazos surrealistas con pasajes fantásticos.
Buena la creación. Lo puedo constatar a través de los versos que seguidamente reescribo...
Sonido distinto de los ya conocidos,
era algo parecido a la vida misma,
por él, un verdor se mostró nacido
en toda la superficie, hasta la cima.
El templo de la perdición aún existía
pero sus restos quedaron ofuscados;
para algo nuevo él estaba destinado,
crear la vida, que antes allí florecía.
Siempre conservando ese norte de las letras bruñidas e impecables.
Felicitaciones.
Un aplauso, hermano de letras.
Jaime Ignacio Jaramillo Corrales
Condorandino.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.