Observándote desde la ventana,
oía las vibraciones de tu corazón.
Se te veía tan fría, tan placentera.
Esa piel tan blanca tuya,
como la nieve que cae en invierno,
como el helado de limón que gustabas
comer en verano.
No había diferencia alguna.
Tus ojos, tan negros como aquella noche
en la que tu y yo fuimos uno.
Quise entrar, pero algo me detuvo.
Tu corazón me delató.
Tu piel se erizó al verme.
Nunca entenderé tu miedo hacia mi,
pues yo sólo quería darte amor.
Aquel que algún día sólo fue tuyo
y estaba bien así.
Pero esta mentira no culmina
y tu sigues tan tiesa y tan fría.
El dolor es insoportable a la hora de amar.
Observándote desde la ventana,
puse el arma en mi cabeza y desaparecí.
- Autor: María de los Ángeles 1995 ( Offline)
- Publicado: 8 de abril de 2017 a las 09:33
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 104
- Usuarios favoritos de este poema: Edmundo Rodriguez
Comentarios1
Ansiedades reprimidas
amores frustrados
resquemores en lo vivido
son antesalas de la entrega. Muy bonito.
Con cariño
JAVIER SOLÍS
Gracias javier! Por cierto..adoro leerte en cada poema que realizas. Cariños💋
Gracias mi adorable amiga eres como un manantial
de agua fresca que invade el alma y lo llena de dicha
Eres tan linda y tus palabras alientan mi deseo de seguir escribiendo para quienes me hacen el honor de leerme. Te invito a que leas ERES VIENTO, AQUÉL VETUSTO OLMO Y LOS ÁRBOLES QUE SE AMABAN quizás te agraden.
Con mucho cariño
JAVIER SOLÍS
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