Con una herida, la de la vida,
llego al pueblo de Guernica que despierta somnoliento
Queda atrás de la plaza,
la fría escarcha de las eras.
Coronado el mercado con el esfuerzo del trabajo de sus huertas
Una pincelada de voces, de colores, de alegría,
hace la vida fuerte luchando día a día contra su desventura.
Es Guernica un pueblo que ha nacido
de orgullosos pastores, artesanos y agricultores.
También es tierra fecunda en albañiles, obreros industriales y mecánicos.
Avanza en muchos campos de esfuerzos en el trabajo,
esperando ascender sus obreros cuando se liberen de su yugo que les hace esclavos.
Luchan como guerrilleros con fusiles
con el matillo en la fabrica, con la azada en la tierra,
con la piedra en el monte protegiendo el ganado.
Nada, ni nunca, podrá alguna vez doblegarlos.
pues han sido heridos en Guernica con la vida.
Despierta Guernica un 23 de Abril enamorado.
La vida está en la trinchera que ocupa el día a día
de nuestra gente oprimida bajo el peso del trabajo.
Nada, ni nunca, podrá alguna vez doblegarlos.
Con una segunda herida, la de la sangre,
en un campo de amapolas me detengo.
El alba clara de la mañana se enturbia.
Se alejan las alondras, y el aire está mudo.
La mirada se hace espesa,
calidoscopio de tristezas encerrados en panales de colmenas.
Todo está troceado dentro de la muerte,
atrapado el corazón en una celda.
vigoroso órgano de sangre y de coraje.
Viene un presentimiento de hachas homicidas.
Una vorágine de muerte se acerca desde el cielo.
Su vuelo se apoya en el martillo, en la lleve inglesa,
en el ingenio humano que pone alas a los hierros,
y cadenas a la libertad.
Han sido obreros, nuestros más cualificados trabajadores:
los ingenieros.
Los que han hecho que levante hoy el vuelo,
la industria de la muerte.
Son asesinos de obreros ,
hijos de obreros que escupen a la vida blasfemando desde el cielo.
Se acerca este alba una tormenta,
la primera tempestad engendrada del hombre,
que pondrá fin a la vida como un huracán mil veces más criminal.
Rayos, truenos, nubes fuego,
hierros que bajan del cielo a devorar la carne.
El canibalismo de Dios desatado por la industria del hombre.
Con una tercera Herida, la de la muerte.
Yo Miguel Hernández no me resigno.
Se ha desarmordazado la muerte y la cólera en Guernica,
como nunca se ha visto ni soñado.
Recogemos cada diente.
Uno por uno.
Anda nuestro ojo,
uno por uno por cada hueso,
tibias, cráneos, echados por tierra,
como si no fuera nada la vida.
Solo un ensangrentado despojo que salta a la vista.
triturado desde el aire.
Han convertido hombres vivos en polvo en un instante
En las manos, caven los órganos desarmados de los niños, de las mujeres, de los ancianos.
Nuestro aliento dará voz a este polvo.
Uno por uno,
construiremos un puente de amor por estos muertos.
Vendrán de nuevo a ser hombres vivos entre nosotros,
resucitaran de nuestra herida.
conciencia enamorada de la vida, de la libertad, y del trabajo.
Angelillo de Uixó.dedicado a la poesía de Miguel Hernández, a las víctimas de Guernica, y a la memoria de la bisabuela de una amiga que murió en el bombardeo de Vall d´Uixó en el Roser, y ni que decir la palabra bombardeo, que es decir: Siria.
- Autor: Angelillo de UIxó (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 9 de abril de 2017 a las 08:08
- Comentario del autor sobre el poema: un recorrido homenaje con el poeta Miguel Hernández en el día del bombardeo de Guernica, empieza la herida de la vida con la descripción de un día de mercado en plena primavera en Guernica un día cotidiano, la herida de la sangre llega con un presentiento, han salido los aviones para bombardear el mercado, la tercera herida, la de la muerte, ocurre tras el bombardeo.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 1183
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