La sorpresa por su muerte,
fue que todos la conocían de verla en televisión.
Se encendió entre los tristes fogones de los pobres,
la compasión al escuchar la noticia:
La ministra ha muerto.
El pueblo se hizo cruces en el pecho con las sardinas.
Con miedo ante dos palabras sacralizadas en la raza hispánica:
Ministra y muerte.
Solo faltaba madre y virgen para divinizarla.
La muerte tembló en la vela de los ministerios.
La vida de la calle entró mortal,
como entra un puñal en la cola de un comedor social
Los ministros no sabían que la mayoría de gente
muere en la calle, donde viven y perecen olvidados.
Ese caldo de muerte en el que flota la plebe,
no causa emoción ni compasión entre esta miserable raza,
que se redime de sus eternas pobrezas viendo la televisión.
Angelillo de uixó.
- Autor: Angelillo de UIxó (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 10 de abril de 2017 a las 16:22
- Comentario del autor sobre el poema: poema esperpento con la figura de la ministra muerta y todo el caldo rancio de abandono de este miserable pueblo, el hispánico.
- Categoría: Sociopolítico
- Lecturas: 33
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