Te fuístes
y me dejástes
una rabia extraña en el alma.
Siempre tu idea premeditada...
no esperástes a nadie,
agarrástes lo profundo de tu mirada
tu terrible lengua airada
los recuerdos imborrables
y te fuístes...
Debo reconocer
que pocas veces me hablaron con una
convicción tan siniestra.
Me dijístes:
"Yo a ti´te quiero señor...
Y por primera vez
decidí sonreír en vez de hablar.
Creo que nos presentíamos
Yo me veía en ti con todos tus años
y sabía hacía donde ibas...
Tu te viste en mí a mis años
y supiste de donde venías
se que nos confesamos
a las puertas del infierno...
y en medio de vino blanco
fuimos almas gemelas
entre tanto y tanto milagro
Me conjuraste
Me trajiste a la luz
Me leíste los ojos
con la avidéz de una
desquiciada suicida
y confirmaste mi fe
en la brutal poesía...
Nos dijimos cosas
... cosas que atesóro
y que guardo
con obsesiva manía
Sé que me esperas
para cenar y reírnos de la vida
Hicimos temblar la tierra
con tu risa y la mía
nuestras voces profundas se tocan
en otro espacio
de rebelde armonía
Vanidoso y huraño
Nuestro secreto
Vive aún en mi alma
Plantaré una Corona del Inca
al lado de tu jazmín del Cabo
y repetiré tus palabras
como mandamiento sagrado:
"Ten cuidado amigo!
Las poetas siempre
se quedan
"ovidádos"
Te iré a ver amiga...
al pequeño tugurio
de los poetas extraños
P.M Pedro Monroy Gemio
- Autor: Pedro Monroy Gemio (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 11 de abril de 2017 a las 06:34
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 37
- Usuarios favoritos de este poema: El Silente Vagabundo
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