En pareja, resulta conveniente dejar un espacio
entre ambos,con la sana intención de que puedan
circular con entera libertad los vientos...
Hay que amarse con la fuerza que nos permita
nuestro ser, pero sin llegar a convertir el amor en
una prisión.
Hay que respetar la soledad, cuando es deseada.
Las columnas sostienen los edificios, y en realidad
mantienen una distancia.
Podemos decir para mayor abundamiento, que ni
el roble ni el ciprés, crecen uno junto a la sombra
del otro.
Incluso las cuerdas de la guitarra, a pesar de vibrar
con la misma melodía, deben guardar su distancia.
Comentarios1
Se percibe la luz de la sabiduría
desde tu docto poema,
curtido en la experiencia
y listo para el paladar
de la juventud
que desde su mocedad
viven a tropezones
por querer pronto llegar
Enrique gracias por tu acertado comentario. Así suele ser muy a pesar de algunos.
Un cordial saludo
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.