Llegaba el medio día
cuando Alicia
abrió la carta de amor
la última que le escribiera
él desde tan lejos
tanto que el mundo daba vueltas
separando sus tiempos
mientras unía las almas
los deseos
esas sensaciones
que caminaban
por las piernas
subiendo al vientre
el pecho
por el cuello
a la boca en un beso
perdido
en ese cielo
azul pálido de otoño.
Alicia, leía
cómo su amado
le escribía
con palabras cargadas
del deseo más audaz
como la abrazaría
y llenaría
su cielo de estrellas.
Alicia, terminó
la lectura
intentando oler
en ese papel
al hombre lejano.
Dobló varias veces
la carta
y la escondió
entre sus pechos
mirando por la ventana
las aves en libertad
volar por el espacio
mientras las nubes
cerraban la inmensidad
que la separaba de él.
- Autor: Esteban Couceyro (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 14 de abril de 2017 a las 11:13
- Categoría: Amor
- Lecturas: 33
- Usuarios favoritos de este poema: anbel
Comentarios3
La distancia, la ausencia y el amor, bellamente expresados en tus versos.
Saludos.
Gracias por tus palabras, es así, la distancia hace las veces de una dolorosa lente de aumento.
Un abrazo
Esteban
Lindo...que bien describes las sensaciones.Un abrazo Esteban , siempre es un gusto pasar por tus letras.
Quizá sea un intento por ser cada uno de los personajes y experimentar esos trozos de vida.
Un abrazo agradecido
Esteban
Un amor lejano que llega por una carta que provoca sensaciones y sentimientos muy notorios. Los amores lejanos son nostalgia permanente, pues no se puede abrazar solo permite soñar e imaginar. Muy bueno.
Un saludo deseándote un fin de semana lleno de paz.
Gracias Beatriz, esos amores epistolares, a la distancia, donde protagonizan las palabras y agonizan los cuerpos.
Te saludo con un sol esquivo, deseandote una pascua plena de felicidad.
Esteban
También te deseo una Feliz Pascua, no me animé a mencionarlo pues no sabía si la festejabas.
Tengo todos papeles que me ameritan como católico apostólico romano, tanto que me confirmó Monseñor Laguna. Lo único que ignoro, es si recibiré o no la extremaución.
Solo he abandonado la práctica, cuando tras ir a misa en la tercera ocasión y tras poner infinita voluntad, no pude ver descender a Dios, en la eucaristía.
Consideré que no era bueno simular y dejé de ir. Confieso mi debilidad, quizá por amor a mi esposa, convalidé el casamiento por iglesia.
Solo espero algún día saber que estoy equivocado, como usualmente lo compruebo.
Mis deseos pascuales, son sinceros
Esteban
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