No me tengas piedad, aunque me veas arrastrarme y llorar, quebrarme o gritar, no debes tenerme piedad.
Pero si un día me tienes piedad, y me levantas del suelo y me secás la lagrima y unís mis pedazos y escuchás que te grito…
No voltees, aunque escuches a lo lejos mi nombre y te sacuda un suspiro y el viento perdido te acaricie la espalda, no debes voltear.
Pero si un día volteas, porque sabes que estoy y el suspiro hace sismo y el viento te encuentra…
No me mires, aunque un día una letra mía se te cuele en el paisaje y se te enrede en las pestañas. No debes mirarme.
Pero si un día me miras, porque una letra mía se hizo paisaje en tus pestañas y me ves pasar…
No te acerques, aunque quieras y nuestras venas sean aún como imanes, no debes acercarte.
Pero si un día te acercas, porque quieres y las venas otra vez recordaron lo que sabían de polaridad…
No me toques, aunque te tiemblen los codos y te invite la carne. No debes tocarme.
Pero si un día me tocas, porque los codos no aguantan y la carne te pudo convencer…
No me abraces, aunque sea de arena y tú de mar, aunque nuestros cuerpos sean como trenes que se mueren por chocar, no me debes abrazar.
Pero sin un día me abrazas, porque nos hicimos orilla y los trenes cortaron sus frenos…
No me beses, aunque te quemen los labios y te susurren las ganas. No debes besarme.
Pero si un día me besas, porque te queman los labios y las ganas te susurran como yo…
No me hables, aunque tengas que hablar por los dos y te sangre la voz, no debes hablarme.
Pero si un día me hablas, porque tenías un nudo y seguía de sangre…
No te quedes a bailar, aunque sea nuestra canción y como en aquella ocasión la sonrisa nos hace invitación, no debes bailar.
Pero si te quedas a bailar, porque es nuestra canción y nos hace cosquillas la complicidad…
No me sientas, aunque te entre el recuerdo y los latidos se vengan arriba, no debes sentirme.
Pero si me sientes, y te entra el recuerdo y hay fiesta de latidos…
Con tu piedad, sálvame.
Cuando voltees, no olvides mirar.
Cuando me mires, mirá como sabés.
Cuando te acerques, que sea rápido,
Cuando me toques, sabrás que te he esperado.
Cuando me abraces, no me sueltes otra vez,
Cuando me beses, no olvides morder.
Cuando me hables, tu voz se hará canción,
Cuando me bailes, seguiré sin aprender.
Y cuando me sientas, si acaso puedes -Quédate-.
- Autor: Casta (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 20 de abril de 2017 a las 13:54
- Categoría: Amor
- Lecturas: 61
- Usuarios favoritos de este poema: anbel, yunque, yosoyelquesoysiempre
Comentarios2
Precioso. Mis felicitaciones. Un abrazo 😄 🌹
buenisimo muy bueno esto que compartes , me gusto la manera de ir en cadena uniendo eslabones y ese final muy bueno , un place de lectura
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